Linkin Park - Horizontal

25 diciembre 2025

CARLOS ESCOBEDO HACE VIBRAR MADRID CON UN DIRECTO INOLVIDABLE EN EL TEATRO ESLAVA

El 20 de diciembre Madrid fue testigo de un concierto que quedará en la memoria de todos los que llenaron el Teatro Eslava. Carlos Escobedo presentó su proyecto más personal, Solitud, y lo hizo con un directo impactante, honesto y cargado de emoción, donde cada nota y cada palabra parecían hablarnos directamente al corazón.


Desde el primer instante, Escobedo y su banda aparecieron juntos en el escenario, dejando claro que el show sería un trabajo en equipo. Junto a él, Raúl Perona al piano, Charly López al violín, David Lozano a la guitarra y Sergio Bernal a la batería ofrecieron un sonido preciso, elegante y poderoso, dotando a cada canción de vida propia y haciendo que el espectáculo fluyera con naturalidad.

El repertorio combinó lo nuevo y lo clásico de forma brillante. Los temas de Solitud se intercalaron con reinterpretaciones de clásicos de Sôber como “Vulcano”, “Blancanieve” o “Tic Tac”, adaptadas a un formato más íntimo sin perder intensidad. La respuesta del público fue inmediata: cada canción coreada, cada aplauso, reflejaba la conexión total entre artistas y asistentes.

Hubo momentos de verdadero recogimiento, donde canciones como “Estrella Polar” o “Papel Mojado” llenaron la sala de emoción pura, mientras que los cortes más enérgicos hicieron que el Eslava vibrara de principio a fin. La química entre Escobedo, su banda y el público fue palpable en cada instante.

Las colaboraciones sorprendieron y emocionaron. Ruth Lorenzo se unió para interpretar “Agua para tu sed”, regalando uno de los pasajes más conmovedores de la noche, mientras que Rulo compartió escenario en “Náufrago”, provocando una ovación unánime y haciendo que el público cantara a pleno pulmón.


Además, Escobedo rindió homenaje a canciones que forman parte de su historia emocional. Las versiones de “Lucha de gigantes” de Antonio Vega y “La luna me sabe a poco” de Marea encajaron de forma natural, interpretadas con respeto y sensibilidad, aportando matices distintos que enriquecieron el conjunto del concierto.

El sonido del Teatro Eslava respondió a la perfección: limpio, equilibrado y potente, mientras que la iluminación cálida acompañó cada tema sin distraer, creando una atmósfera íntima pero a la vez envolvente. Cada detalle sumó a una experiencia que fue intensa, cercana y vibrante.

Más de dos horas después, quedó claro que Solitud no es solo un proyecto personal de Escobedo, sino una muestra de su madurez artística y su capacidad de emocionar en directo. Con autenticidad y corazón, puso Madrid a sus pies y demostró que sigue siendo una de las voces más auténticas y admiradas del rock estatal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario